domingo, 20 de marzo de 2011

Déngula y Viroso combaten el dengue en Medellín


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Déngula
La Secretaría de Salud de Medellín por medio de la ESE Metrosalud viene promoviendo campañas educativas para prevenir el dengue. Déngula es la zancuda que realiza visitas a los colegios y barrios que tienen alto grado de vulnerabilidad y de contagio en la ciudad; ella es la encargada porque el dengue es transmitido por la zancuda y según Norma Elena Orrego, enfermera epidemióloga de la ESE Metrosalud, los niños son los principales colaboradores para evitar la reproducción de esta enfermedad.

Déngula está acompañada por Viroso y por el Comando Comunidad, quienes son los encargados de difundir toda la información; “estas campañas han tenido que doblarse en esfuerzos porque sólo se realizaban en el mes de agosto, para prevenir la temporada del Fenómeno del Niño, en la cual se
reproducía con más facilidad, pero por el aumento de casos y sabiendo que Medellín es una ciudad endémica era necesario fortalecerlas ahora”, afirmó Rita Elena
Almanza Payares, epidemióloga de la Secretaría de Salud del municipio de Medellín.

La “maratón contra el dengue” se continúa realizando en agosto, pero en esta temporada del año se hicieron fuertes además de Viroso y Déngula, el “Escuadrón Estudiantil” que también es una propuesta pedagógica que pretende orientar a un niño de cada colegio de algún sector para
que sea el transmisor entre los estudiantes; este niño es dotado con un chaleco y una gorra  amarillos para ser reconocido como el encargado del tema. Además dejar mensajes cortos y precisos para que la comunidad pueda comprenderlos.


Cuando se detecta una comunidad con alto grado de vulnerabilidad se envían escuadrones a fumigar y a explicarle a las familias dónde se crían las larvas y cómo controlarlas, dando ejemplos sencillos de las actividades más frecuentes que pueden ser peligrosas para todo el sector.
Viroso

La fumigación se realiza en nueve cuadras a la redonda y después casa por casa para evitar que la zancuda pueda evadir el efecto del químico.

“Todas estas campañas se unieron a un pacto de “atención con calidad” que se firmó entre la   Secretaría de Salud y las EPS para hacer una evaluación oportuna y evitar muertes por falta de tratamiento o por trámites que entorpezcan las intervenciones oportunas”, aseguró Almanza Payares.

El llamado que realiza la Secretaría de Salud es a informar si se detectan presencias de zancudos en abundancia o de focos que la comunidad crea puedan ser peligrosos; y en caso de tener síntomas consultar inmediatamente al médico. 

Un progreso inminente que muchos envidian

La ciudad de la eterna primavera trae consigo alegría, creatividad, ingenio y dedicación, por lo cual es una de las ciudades más hermosas y agradables de Colombia.
Debido a la cantidad de personas que la habitan surge la idea de hacer medios de transporte que faciliten el desplazamiento de un lado a otro en este valle de ilusiones.

El Metro y el Metro Cable favorecen a aquellas personas que viven en las comunas más altas y retiradas del centro de la ciudad, porque con sólo 1.500 pesos y en menos tiempo pueden llegar a su destino.

Un viaje en el Metro Cable, es un recorrido en el que se pueden conocer desde lo alto aquellos barrios que son marginados que desde la llegada de estos medios de transporte ha permitido que disminuyan un poco los índices de violencia y de pobreza.

Al descender de la línea K del Metro en el barrio Santo Domingo, se encuentran murales alusivos a la barraquera de los paisas y al regionalismo que siempre los caracteriza, pero no ese regionalismo que los hace sentir como los mejores, sino porque creen y ven el progreso de la región.

Precisamente entre verdes montañas y un sol resplandeciente se ven un par de rocas negras que a simple vista son un monumento arquitectónico, pero que a dentro es un derroche de conocimiento y diversión. Es llamada la Biblioteca España uno de los cinco resultados del proyecto “Medellín la más educada”.


A diferencia de las otras bibliotecas en las que huele a libros viejos y sólo se escuchan algunos pasos, allí huele a pasión y diversión y se escuchan constantes carcajadas de aquellos que se sienten felices de poder aprender y aprovechar el tiempo, en el que quizás antes sólo se ingeniaban la forma de robarle algo a un vecino o turista.

El proyecto “Medellín la más educada”, también está conformado por el Parque Explora, un parque interactivo creado con el fin de que los ciudadanos se acerquen y se apropien del conocimiento científico y tecnológico.

Al mismo tiempo el Parque Explora es un zoológico que compromete a las personas en actividades de protección del medio ambiente.

Con tanto desarrollo social, ¿por qué no hacer presencia en esta ciudad que quiere e invierte tanto en su cambio?

La Vaca Manuela no es una “vaca cualquiera”

Así como cantábamos cuando éramos chicos en la guardería “tengo una vaca lechera, no es una vaca cualquiera”,  yo tenía la ilusión de conocer el parque temático porque creía que no era una vaca cualquiera, y ¡vaya sorpresa!
Desde hace un par de años se ha hecho famoso en el Norte de Antioquia, Vía Láctea, el parque temático que tiene la vaca más grande del mundo y presenta diferentes actividades de campo para relajarse y aprender.

Un viaje corto desde Medellín, hora y cuarto era el tiempo estimado, pero las condiciones de la vía eran malas y con frecuencia el carro en el que viajaba se golpeaba contra la carretera.

Muchas curvas, subiendo, aire frío y muy fresco que oxigenaba los pulmones y era el mejor descanso después de un largo año que iba a terminar, lejos del smock y la contaminación que vivimos en la Ciudad.

Llegando al sector conocido como San Félix, una sombra pasaba por encima de mí, buscaba y la verdad no veía nada, hasta que por fin pude ver qué era; los parapentistas que saltan allí estaban aprovechando la cálida y soleada mañana que además brindaba las corrientes de vientos propias para el vuelo.

¿Volar o no? era la pregunta, sería cumplir el sueño que el hombre ha tenido hace varias décadas pero, el vacío era profundo, el viento era fuerte y quienes aterrizaban se veían un poco complicados para hacerlo. Pero la vida es de riesgos y era el momento.
Arnés, casco, guantes, gafas y estaba listo para partir, la verdad  mi cuerpo estaba preparado pero mi mente aún estaba muy reacia a volar, sentía más frío del normal, mi estómago se revolvía y mis manos temblaban. ¡A volar! dijo el instructor.

Allá arriba todo se veía hermoso y después de un minuto todo mi cuerpo volvió a su estado normal, podía observar una parte de Bello y un poco de San pedro de los Milagros, lugar donde vive la Vaca Manuela.

Un vuelo tranquilo, emocionante y con el aterrizaje turbio como se esperaba pero ya debía terminar pues era el momento de seguir el camino.


Ya en tierra firme y después de viajar más o menos veinte minutos más se observaba Manuela, la Vaca gigante, pero antes de llegar a ella tenía que pasar por donde estaban las vacas reales, las que comen pasto y dan leche, esas que mugen cada instante y que cuando estás en su corral te miran de reojo pero no te ponen atención.

Mucha fila para llegar hasta el pasto que se comería ella y por donde entraríamos, sinónimo de ser bueno, creí. Unos minutos y era el momento de ingresar.

Al comienzo se tornó divertido pues la Vaca te comía como pasto y llegabas al estómago pero hasta ahí fue la diversión, un video beam proyectaba cómo “pasábamos por su estómago” y ahí sí la decepción completa. Esperaba acción, sentir la humedad, el calor y todo lo propio de un estómago pero nada de nada.

Después, nada me interesó, ¡aburrido! gritaba mi cerebro, quería salir ya de ahí y pensar en otra cosa. Llegando el momento de salir nos ordeñaron, sí así como se oye, comenzaron a ordeñar a todos los que habíamos entrado como pasto hasta salir de la vaca más grande del mundo.

Sólo me quedó una duda, ¿al comienzo me habrían dicho que era la más grande y la más aburrida y no lo habré escuchado? pues no sé qué pensar pero así fue.

Pude confirmar mis dudas, la Vaca Manuela “no es una vaca cualquiera”, las vacas cualquieras son más divertidas, rumean y mugen todo el día, dan leche y no tienen necesidad de impresionar a nadie. Es más divertido estar a su lado que dentro de Manuela.

El rap del Circular Sur

La primera vez
Las manos frías, la voz temblorosa y el primer no, fueron los que llenaron de valor a estos jóvenes para seguir intentándolo. Cada vez fueron mejorando su estrategia, notaron que debían pedir que los dejaran subirse en lugares donde los buses estuvieran detenidos y así llegaron al Mall de la Mota, allí hay un control de la ruta 303 de Circular Sur y se detienen un par de minutos.
Las palabras hacia el conductor del bus son las mismas desde hace 3 años, “amigo apoyá al artística callejero, dejamos cantar una cancioncita” aunque en algunos casos ya no es necesario acercase a decir esto, muchos de los conductores de esta ruta de buses ya los reconocen y saben quién son, entonces con un simple silbido y una seña pueden subir.

Su “pinta” está relacionado con el rap que cantan; pantalones y camisetas anchas, tenis grandes, gorras del ala plancha y todo esto lo unen al estilo de cada uno. Stiven es moreno, calvo, bajito y chistoso, Huberney por su parte es blanco, alto, tiene trenzas y es más serio que Stiven.

El primer sí estuvo cargado de mil sentimientos, ahora las manos sudaban porque podían hacerlo, tenían dudas en su manera de saludar a su público y además las miradas los intimidaban.

Un adulto mayor los miraba como si fueran bichos raros, con cara de sorpresa y de disgusto; una joven se limitó a mirarlos por encima del hombro, pero quien según ellos pagó la montada fue un joven que al ver subirlos se quitó sus audífonos de los oídos, los miró, los escuchó, los aplaudió y con eso les pagó.

De ese primer acercamiento al trabajo informal les quedaron dos mil pesos, que en un principio les parecieron muy poco, pero ahora saben que de dos mil en dos mil consiguen dinero para vivir.

Cada viaje es una combinación de diferentes sensaciones, así lleven varios años haciéndole en cada bus que se suben encuentran las diferencias en la gente, en la manera de tenderlos y por supuesto en manera de “dar su colaboración”.  Ellos lo entienden bien y saben que cada vez habrá alguna persona que le incomode, otra que le guste, otra que no le importa y estará el busero que no los deje subir; así es su trabajo, a veces fácil, a veces no tanto.

Este trabajo cada quien lo observa desde su conveniencia y están los que lo aceptan y quienes no; los conductores de bus afirman “que no tiene nada de raro que ellos hagan de estos espacios su lugar de trabajo, además nosotros también lo estamos haciendo y no interrumpe con nuestra función” afirma Carlos Vargas conductor de Circular Sur.
Pero también está la opinión del adulto mayor que con frecuencia viaje en esta ruta y que opina “qué pereza estos muchachos tan desordenados que se suben aquí a hacer escándalo y a empujar a gente, y para acabar de ajustar hacen mala cara cuando uno no les da plata”

El ambiente tenso cambia y se vuelve divertido, afirma David Mejía. Se unen a la diversidad del entorno, hacen del espacio un lugar divertido y esos 3 minutos que aparentemente improvisan los tienen preparados de memoria.

Consiguen la atención del los usuarios del bus con unas sílabas bien armadas, que se unen
a la música que sale de una grabadora destartalada y a los sonidos que hacen con sus manos y boca para acompañar el ritmo de su “hermano” mientras cantan.


El tiempo no se detiene, ellos consiguen que se detenga, hipnotizan a sus donantes y cada palabra que les sale del alma la introducen al alma de quienes los escuchan, los llenan de historias duras que no han vivido pero que todos de algún modo entendemos que son reales, cada canción con un corto pedazo de realidad conquista a los que viajan en Circular Sur.

Gabriel Jaime Rico

En una de esas mañanas de clima extraño en Medellín, aparece un personaje muy carismático y cordial, ¿sólo será estrategia política o de verdad será así?, fue la pregunta que durante hora y media me pasó por la cabeza y quizás a varios alumnos también.
En un salón de clase de la Universidad Pontificia Bolivariana llega un hombre con un café su mano, vestido con un cachaco azul oscuro que poco tiempo duraría en su lugar, el saco pronto llegaría a cubrir el espaldar de una silla y dejaría ver la camisa azul clara de rayas que Rico Betancur se dobló hasta la mitad del brazo, esto le daría un toque más informal a la conversación.
Gabriel Jaime Rico Betancur viene acompañado de tres hombres más, ¿cuál sería su función?, uno era el comunicador social Fernando Cifuentes, otro un líder comunitario aparentemente y el otro aún sigo buscando qué papel cumplía allí, aunque según investigué es su conductor Luis Eduardo Gallo. Pero esto no fue impedimento para que la conversación comenzara y Rico contara anécdotas que han pasado en su vida y que lo han “enriquecido” según él.

Sus chistes malos salieron al ruedo, cada frase y acontecer de su vida iban acompañados de estos. Algo que de entrada aclaró fue que su sueño es ser Alcalde de Medellín, pero que no sólo lo puede soñar sino que cada día lo visiona y va dando un pequeño paso para llegar a esta gran meta.
www.elcolombiano.com

“Para ser Alcalde de la Ciudad me he preparado” afirmó Gabriel Jaime, y sus  logros políticos en corto tiempo lo pueden afirmar. Concejal de Medellín en dos periodos consecutivos, candidato Alcaldía de Medellín en 2007 y el ofrecimiento de ser Viceministro de Planeación en el gobierno anterior.

Sus manos son muy expresivas y le permiten acompañar su discurso, esto lo debe haber aprendido cuando estaba estudiando comunicación social en la Universidad de Antioquia y a su vez vendía alarmas puerta a puerta en Laureles. Cuando comenzó a venderlas le daba pena pero después de llegar varias semanas sin vender nada, analizó su mercado y modificó los horarios y sectores de venta hasta llegar a ser el director de ventas. Esto fue a sus 18 años, cuando estaba recién egresado del colegio San Carlos.

Cuando salió del San Carlos quería entrar a estudiar comunicación social y periodismo a la Universidad Pontificia Bolivariana, pero los 190 mil pesos que valía el semestre no se lo permitieron, detrás de esta noticia que no lo alentaba estaba que sus amigos del San Carlos, su “noviecita” Mónica Vélez y la cercanía a la casa lo apegaban a ésta.

Después de ser comunicador de la UdeA siguió sus estudios en alta gerencia y magister en desarrollo de la UPB, además ahora está cursando un doctorado en relaciones internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.

martes, 1 de marzo de 2011

La pasión de los puestos de estudio

En Colombia hay alrededor de 44 millones de personas y siempre se ha vendido la idea de que todos acompañan a la selección de fútbol, y para ser reales ayer en la Universidad pontificiaBolivariana no eran 44 millones pero sí un par de cientos que al compás de las
tapadas del portero español Iker Casillas y los ataques de los delanteros de Colombia le pusieron ritmo, alegría y desesperación a un sitio único para estudiar.

Mientras los ¡ah! y los ¡uh! iban y venían nadie quería estudiar; los puestos de estudio se convirtieron en la tribuna improvisada para desatar la pasión masculina por el buen juego y la femenina por los jugadores. Al fin y al cabo todos unidos viendo el partido.
Pero como no todas las reglas se cumplen, una joven veía y analizaba las jugadas de principio a fin, se tomaba la cabeza con desesperación, entrelazaba los dedos y movía los pies como si
ella fuera quien haría el gol, le sudaban la cara y las manos como si corriera en el campo verde que el televisor le mostraba.


La transmisión se pausaba en el momento que el banner del canal interno de la UPB entraba a la pantalla y no se demoraba el ¡ahhh! de todo el público que presenciaba este enfrentamiento pero esta joven no decía nada, pero su cara lo expresaba todo; su ceja arriba en señal de arrogancia, su frente arrugada y una mirada profunda presionaba desde Medellín a los jugadores en Madrid. Además se impacientaba por la transmisión y por ver que Colombia una vez más jugaba bien y no conseguía el tan anhelado gol.

Intentos y más intentos de Colombia y como decía un narrador de fútbol colombiano: mucho toque toque y de aquello nada” y de verdad de lo que los colombianos querían nada; querían ver goles y ver cómocaía el arco de la selección campeona del mundo, pero no fue posible en 85 minutos de partido.

Pero al 86 de juego sucedió lo de siempre, gol del rival, gol de España y se acabó la ilusión y la cara de tristeza se unía con algunas risas porque como si fuera la maldición que Garabato le echó al América en el 79, Colombia volvía a perder.

¿El verdadero viaje al más allá o sólo una continuación de la vida terrenal?



Tal vez no estás muerta, tal vez  solamente te has mudado a un lugar tejido con pétalos de rosa o estás descansando del áspero dolor de la rutina” Dice una insignia en la lápida de  Asunción Hincapié de parte de su familia.


http://pictures.traveladventures.org
Las rosas, las margaritas, los girasoles y demás flores de muchos colores pintan el cementerio de San Pedro en sus pasillos, calmando un poco el dolor de la lúgubre muerte.
En un ambiente hostil, en el cual se siente una energía  diferente, tal vez creada por la imaginación o por lo que nos han hecho creer desde pequeños nos adentramos en el mundo donde todos sabemos que llegaremos pero al cual nunca quisiéramos llegar, el mundo de la muerte.


Entramos al patrimonio arquitectónico de la Nación en el cual “descansan” importantes figuras del desarrollo del país pero más que ellos están “los muertos del pueblo”, los que  no tuvieron otra opción o por simple tradición llegaron a pasar sus últimos días en esta morada.
Una visión de la muerte que sé que muchos de nosotros no hemos visto, o que sólo vimos en “Rosario tijeras” o en la “Vendedora de rosas” y creíamos cómica, en este momento la viviremos de cerca y sacaremos de la ficción esta realidad que pasa con la muerte.
Son las 3:30 de la tarde y el zumbar de un zancudo y el olor a flores descompuestas
irrita a los visitantes curiosos de este lugar.


Cada lugar es característico y cuenta cómo fue la persona que ahora yace aquí; la foto que adorna la lápida de Wilson, la bomba de helio en la de César, el escudo del Nacional en la de Felipe y las flores de doña Agripina nos describen cada persona en su vida y de qué manera sus familiares asumen el duelo por su partida.

La llegada de Estefanía erizó a todos los que visitábamos el Parque cementerio, su mamá, sus amigas del colegio y muchos que la conocían acudieron a darle su despedida terrenal para darle paso a lo espiritual. El trauma que causó su muerte fue su edad y la manera en la cual falleció, pero lo que hacía peculiar este velorio era el “status” en el cual se veía un estilo de vida de pocos lujos y tal vez muchas necesidades. Lo polifacético de sus acompañantes llamaba aún más la atención que la propia tristeza que su madre reflejaba, lo único que tenían en común era una tonalidad unánime en su vestuario. Pero esto no es generalizado, los acompañantes de Doña Maria tenían un estilo y una condición social aparente que los hacía verse uniformes y de un rango social más alto que el de los acompañantes de Estefanía. Los colores no eran tan lúgubres y se veía cierto grado de aceptación hacia la muerte, lo que no ocurría con Estefanía.



Un mensaje que invoca protección, una cinta fúnebre celebrando el aniversario, el escudo de su equipo de fútbol o el hecho de ir a tocar la lápida como si desde adentro fueran a responder, son algunas de las maneras de mantener cierta cercanía y comunicación con sus muertos que en cierto momento dejarán de ser sus difuntos para convertirse en los santos de su devoción.
Los años hacen mella en algunas lápidas e insignias que tal vez por falta de recursos o por la extinción de la familia quedaron abandonadas y ahora son la casa de pájaros y están en manos de nadie, lo que no sucede en las tumbas que sólo son alquiladas por cuatro años y que se mantienen en buen estado tal vez por el hecho de que sus familias aún creen tenerlos vivos y que simplemente están de paso por allí sin ser ésta su última morada.
Según José Luis Álvarez, vigilante del cementerio,” Aquí no asustan, son puros miedos que uno se mete en la cabeza, es creer en lo real y entender que si Dios me acompaña nada malo me pasará”, aunque José Luis lleva poco trabajando allí fue quien guió un corto tramo de la visita y la persona que hizo perder ese miedo con lo que aún la gente visita los cementerios. “Aquí vienen de todos los estratos sociales, la muerte no distingue entre pobres y ricos y el cementerio tampoco lo hace” afirmó.

Todo aparentemente terminaría en calma pero un ruido “infernal” entró en la tranquilidad y la paz del Cementerio. Una voz femenina que salía de un parlante viejo rompía el silencio para buscar a uno de los trabajadores.

La muerte está, eso está claro, pero la manera en que cada uno la asumirá al tenerla cerca es imposible afirmar cómo será. Esta visita me mostró muchas maneras de ver la muerte desde la experiencia de otros.