lunes, 28 de febrero de 2011

Otra mirada a la época de Pablo Escobar

 El Nike en mi cara con olor a nuevo quizá era el valor de mi muerte, era el pago por el trabajo que me iban a hacer” Carlos Mario Correa.
Ser periodista para el común de las personas es sentarse a escribir la noticia en una sala de redacción donde no entra ni el polvo, pero para quienes de verdad se apropian de la misión es hacer ciudad, darle voz al que no la tiene y  llegar hasta el extremo de combatir  al “Robin Hood paisa” con un pedazo de tinta y papel como lo hizo Carlos Mario Correa en las décadas de los 80 y 90.
Corporación Otraparte
Esperando a una persona con una figura atlética, alta y apática llegó Carlos Mario; Bajito, cordial y buen orador, demostrando su profesión, comunicador social y periodista de la Universidad de Antioquia.
Sin ningún preámbulo él transportó a estudiantes de la Universidad Pontificia Bolivariana al mundo que había vivido y que ahora está plasmado en libro que quería enseñar. Las llaves del periódico es el libro donde se cuentan las verdades de el periódico El Espectador y Pablo escobar en esa pelea que casaron desde el momento en que el diario de los Cano comenzó a investigar y publicar la verdad sin permitir que fuera infiltrado por dineros del narcotráfico.
“Vivir perseguido por “el Capo” es difícil, pero él fue quien me enseñó a ser un buen periodista. Escobar siempre estaba en todo lo que pasaba en este país”.

El libro...

Corporación Otraparte
Correa escribió este libro con la intención de honrar la memoria de los periodistas, fotógrafos y demás trabajadores de El Espectador que fueron víctimas de la época en la que el Cartel de Medellín dominaba con terror. “Es triste que la historia del periodismo colombiano la cuenten los “malos” (Virginia Vallejo - Popeye) y los periodistas no tengan la posibilidad de hablar”.
“Este tipo de libros no se pueden escribir en caliente porque todavía hay rencores y personas vivas que puede salir perjudicadas e incluso buscar represalias”.


Cuando Carlos Mario habla, se siente seguridad en el tema y dan escalofríos las historias macabras que a él le toco reportar. Que cruel realidad la del país, pero también que buen trabajo el que realizaron los Cano, y como reportero en Medellín el Periodista como se llama Carlos Mario en su libro.
El Periodista vivió y soporto en su juventud lo que en su madurez no haría, ser perseguido la persona que todo el país le temía, ser perseguido el narcotraficante más buscado en el mundo. La vida de él no fue fácil durante ese periodo de persecución, cerró con frecuencia oficinas del diario en Medellín, sintió que la muerte lo rondaba y se convirtió en el reportero incognito de El Espectador en la ciudad.

Ser contador fue lo que lo salvó de ser reconocido como el Periodista, pero ser contador de historias o ser contador público; fue la segunda la que le dio un bajo perfil que pasaba desapercibido para el “Chopo” - jefe de sicarios de Escobar - que trabajaba en el mismo edificio que el “contador” hacia sus reportajes. Correa se enteraría de su cercanía con su victimario el día que las autoridades abatieran al “Chopo” en el lugar donde él escribía en secreto para el Periódico.

Foto: museodeantioquia.net

El Periodista pequeño en edad pero muy grande en conocimiento y experiencia hizo que su sentimiento hacia el diario se convirtiera en un buen producto periodístico y que cada vez la confianza creciera entre ambos para que cada uno cumpliera su misión. “Me aferré a El Espectador porque me dieron mucha libertad, me dieron temas que me gusta contar”.

Carlos Mario salió victorioso de la búsqueda que la mafia del país tenía hacia él pero no logró sobrevivir a la globalización y al consumismo y fue vencido por la necesidad de hacer periodismo barato;  no de calidad y costoso como con el que había salido adelante el Periódico en sus peores momentos. Las malas administraciones dejaron caer el diario hasta convertirlo en semanario.

Sólo quedan las llaves, las que abrieron muchas puertas con grandes planes y añoranzas pero que después cerraron por estar presionado por la mafia o por la dirección.
Carlos Mario ahora es docente de la Universidad Eafit y quiere retomar en sus estudiantes el amor por esta labor, engrandecerla y hacerla más digna.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario